Cabello de Ángel: Receta Tradicional Paso a Paso

El Cabello de Ángel es un dulce tradicional elaborado a partir de la cidra, también conocida como calabaza confitera. Es el ingrediente estrella de muchas recetas tradicionales como las ensaimadas mallorquinas y empanadas dulces. Aprende a prepararlo en casa con esta receta fácil y auténtica.

Ingredientes para Cabello de Ángel

• 1 Cidra (calabaza confitera)
• Azúcar (la mitad del peso de la pulpa)
• 1 Limón (piel y jugo)

Elaboración del Cabello de Ángel

1. Preparación de la cidra

La cidra tiene una piel muy dura, por lo que deberás emplearte con cuidado al abrirla. Corta la calabaza en trozos manejables. Para facilitar este paso, sigue el siguiente truco.

2. Ablandado en el horno

Introduce los trozos de cidra en el horno precalentado a 150 ºC durante 10 minutos. Este paso hará que la carne de la cidra se desprenda con mayor facilidad de su corteza.

3. Cocción de la pulpa

Retira la carne limpia de la cidra (puedes dejar las pipas). Coloca la pulpa en una cazuela con un poco de agua, tapa y cuece a fuego lento hasta que esté blanda.

4. Extracción de las hebras

Deja enfriar la pulpa y escúrrela bien. Retira las pipas y, con las manos limpias, desmenuza la pulpa hasta obtener las hebras características del Cabello de Ángel.

5. Medición de ingredientes

Pesa la pulpa obtenida. Añade azúcar equivalente a la mitad del peso de la pulpa. Por ejemplo, si tienes 500 g de pulpa, necesitarás 250 g de azúcar.

6. Cocción final

Coloca la pulpa, el azúcar, la piel del limón y su jugo en una cazuela. Cocina a fuego medio-bajo, removiendo de vez en cuando, hasta que la mezcla se caramelice. Este proceso suele tardar unos 30 minutos.

7. Envasado y uso

Retira del fuego y deja enfriar. Ya tienes tu Cabello de Ángel listo para disfrutar. Es ideal para rellenar ensaimadas mallorquinas, pasteles y muchas otras delicias.

¿Sabías qué?

El Cabello de Ángel no solo es delicioso, sino que también es una receta con mucha historia. Tradicionalmente, se usaba para aprovechar la cidra en los meses de otoño e invierno. Su textura fibrosa y sabor dulce la convierten en un imprescindible de la repostería.