Comida deshidratada
La industria de ‘alimentos de emergencia’, compuestos esencialmente por comestibles desecados y liofilizados que pueden guardarse a lo largo de años, trata de captar un nuevo público: las familias ocupadas que procuran en el alimento veloz la solución a su falta de tiempo.
Alimentos deshidratados
El campo estadounidense de fabricantes de los llamados ‘alimentos de emergencia’ —alimentos desecados y liofilizados—ha conseguido vender hasta el instante un buen número de tarrinas de fruta desecada, o bien de estofado de carne liofilizada, entre otras muchas propuestas, unos comestibles que se preservan íntegros a lo largo de años, a la espera de la posibilidad de que pudiese acontecer un desastre, conforme un reciente artículo de The Wall Street Journal firmado por la cronista Sarah Nassauer.
El beneficio básico para la venta de esta clase de productos es, indudablemente, que el comestible tiene una duración de años. Mas para las compañías, la propia ventaja se ha transformado, asimismo, en un inconveniente, puesto que los clientes del servicio pueden abastecerse de una sola vez de este género de productos y no regresar a tener necesidad de ellos a lo largo de años, conforme reconocía Greg Allison, vicepresidente de marketing de Blue Chip Group Inc. —que fabrica cientos y cientos de diferentes platos liofilizados— en una entrevista con Sarah Nassauer.
“El Apocalipsis zombi no va a ocurrir”
Un auténtico inconveniente que está provocando que el campo se proponga que el éxito no debería depender de aguardar a que llegue el Armagedón, sino más bien de procurar captar un conjunto más extenso de clientes del servicio con una nueva propuesta basada en comestibles orgánicos, libres de gluten, iogur heleno desecado o bien saludables snacks desde frutas: “El apocalipsis zombi no ocurrirá, mas sí posiblemente nieve y no resulte posible ir a la tienda de comestibles”, declaraba Kenny Larson, organizador de marketing en Mountain House, un fabricante de comestibles liofilizados para campistas y para el ejército estadounidense.
Por su lado, un consumidor de este género de comestibles desecados, Devin Spratt, de Sunnyvale (California), reconocía a la autora del artículo que descubrió el alimento liofilizada haciendo ‘excursionismo de mochila’, mas ahora los considera una solución de comida simple tras un largo día de trabajo en su empresa: “No son comestibles sibarita, comida hecha en casa, mas tampoco son unos Cheerios (cereales de desayuno) secos”.
Para Shelia Winsett, el alimento liofilizada es una cuestión de gusto. En sus guisos de carne, esta retirada de sesenta y seis años ha decidido sustituir las patatas y la crema de champiñones por una bolsa de ‘emergencia’ que contiene una mezcla de brócoli, arroz y queso: “Creo que pasaremos por instantes bien difíciles y no va a haber alimentos”, asegura Shelia Winsett, que en su casa tiene un guardarropa lleno de envases de comida liofilizada. Mientras añade, la mezcla de brócoli, arroz y queso “marca la diferencia” en la cazuela preferida de su hijo.
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